viernes, 17 de marzo de 2017

Gerónimo Osiris: Poeta de los Élitros

Gerónimo Osiris

Poeta de los Élitros

Joce G. Daniels G.
(Sala de Audiencias de CECAR - SINCELEJO - 9 de mayo de 2015) 


Poeta: ama sin piedad,
sin vanidad.
¡Ama el amor de vivir tu propia vida
en el esplendor de Dios!
-Gerónimo Osiris-

Al intervenir en este merecido homenaje que la tributa el Parlamento Nacional de Es
critores de Colombia y el Parlamento de Escritores de Sucre al Dr. Víctor H. Albis, una de las más prominentes figuras de Sincelejo en la última mitad del siglo XX, quiero hablar con el corazón en la mano, quiero hablar del Poeta de los Élitros,  pues a pesar de que solo compartí con él unos pocos momentos en tiempos en que el dramaturgo y poeta Eugenio Moreno Oróstegui y el insigne Manuel Huertas Vergara andaban preocupados tras la pista de Orlando Fals Borda y de la Organización de los escritores de Sucre para crear y por fortalecer la naciente AUDES, siempre tuve de él una admiración, que en esta mañana quiero hacerla pública ante este selecto auditorio.
Voy a tratar de unir los recuerdos dispersos que tengo en mi memoria, a pesar de los rigores del tiempo, pues desde el mismo momento en que el pleno de directivos del Parlamento signó al Dr. Alvis  Villalba, como el personaje merecedor del Homenaje, apareció en mi mente la foto de aquella mañana del sábado 10 de diciembre de 1983, cuando en el III Parlamento de Escritores de la Costa realizado en esta ciudad y organizado por un Comité a cuya cabeza estaba el poeta Jorge Marel, al terminar mi disertación sobre “Candelario Obeso, el poeta de los bogas ausentes”, el bardo Gerónimo Osiris, subió hasta el atrio del auditorio de la Lotería la Sabanera, y me felicitó con un abrazo, un abrazo de poeta y me dijo: “Solo un mompoxino como usted podría hablar así de Candelario Obeso”. Esa vez no le pude decir que yo era de Talaigua, que soy polvo y tierra de Talaigua.
Don Víctor H. Albis Villalba, en 1937, cuando tenía 31 años,  contrajo nupcias con doña  Julieta González Tapia Gómez, una maestra egresada de la Escuela Normal Superior de Cartagena y de inmediato fundó una de las empresas familiares de más prestigio en el contexto local y regional. Para esos días en la ciudad no se avizoraban los centros educativos de hoy día. Y doña Julieta, una dama llena de juventud y conocimientos, de horizontes ilimitados como el Atlántico sin tierras, protegida de las Musas, con una pluma fácil para las letras,  lentamente fue abriendo la senda y las rutas de la poesía, el ensayo, la crítica literaria, la lectura de poetas colombianos y españoles en boga para esos días y tantos elementos que llevaban de la mano al futuro poeta. Fue en ese hogar donde nació Darío, Francisco, Víctor, Fanny y Julieta, el que forjaría al futuro poeta Gerónimo Osiris.
Juega un papel importante en la vida de Don Víctor Albis, el Instituto de Cultura Femenina, en donde maestros y maestras que laboraron en aquel glorioso e inolvidable centro de formación, al igual que estudiantes que llegaban aún con el olor de la leche materna y egresaban cuando las alas de Eros comenzaban a atosigarlas, recuerdan a don Víctor Albis como una persona amable,  cariñosa, querida y espontánea en la versificación. “No perdía oportunidad para darme una clase de poesías, leer o declamarme versos de él o de poetas sucreños ya famosos, como también de los clásicos espales”, me comentó don Valmiro Gutiérrez Pineda, un docente vinculado durante varios años al Colegio. Las profesoras con mucho cariño lo llamaban “Donvi”.
Para muchos sincelejanos, el Maestro era don Víctor H. Albis Villalba. Gerónimo Osiris era el poeta. En literatura nada es gratuito, pues todo está construido con el alma del artista. Cada palabra que expresa un escritor, lleva inmerso todo un acervo histórico, en donde se conjugan muchas historias y tradiciones. El seudónimo o el anagrama son recursos literarios, o especie de licencias de un escritor. En ese sentido, pienso que  Gerónimo Osiris, no fue un seudónimo atrapado a vuelo de pájaros o porque lo soñó una noche en que los vientos que venían de la Sierra Flor eran fuertes. Nada de eso. Don Víctor H. Albis, tomó dos nombres, uno de la historia y otro de la mitología.
El de Gerónimo, quizás para hacerle un homenaje a uno de los más valientes guerreros chiricahua, que enfrentó a los ejércitos norteamericanos y mexicanos a mediados del siglo XIX, aliado con Cochise, otros de los grandes jefes apaches. Y Osiris, el poeta quiere rendirle culto a una de las principales divinidades egipcias, quien después de haber sido cortado a pedazos por su hermano Set, resucitó del Averno.
Aunque en algunos diarios de Cartagena de mediados de 1940 y también el escritor Eduardo Gomes-Cásseres  en su Antología Poética de Sucre de 1981 mencionan el nombre de Gerónimo Osiris en donde aluden a su participación en los Juegos Florales que se celebraban en la ciudad de Artel, y premiaban diversas justas del intelecto como eran la declamación, la oratoria, el cuento y la poesía, con los trofeos “caléndula de plata”, “orquídea de oro”, “violeta de oro”, “trinitaria de plata”. Juegos que rememoraban las antiguas Panateneas, que eran justas dedicadas a la diosa Palas Atenea, a pesar de que he rastreado muchas revistas de aquellos años, no aparece una sola poesía del poeta Gerónimo Osiris.
Gerónimo Osiris, nuestro poeta homenajeado en este día, Fundador de la Revista AUDES, y uno de los grandes animadores de las gestas culturales de Sincelejo en las décadas de los 70 y ochenta cuya pluma fue ampliamente leída y comentada cuando aparecían sus artículos en los periódicos “El Autonomista”, “La Opinión”, “Nueva Ruta”, “Correo de Sabanas” y la Revista Sincelejo, publicó tres poemarios: “Élitros”, en 1952, en Bogotá, “Élitros y otros libros”, en 1977, también en Bogotá y la antología “Voces y Canciones de la Sierra”, en 1978.
Es posible que para muchos de los lectores de aquellos días haya pasado inadvertida la palabra Élitros.  Y otros le den el significado que le dan los diccionarios que estudian los insectos.
No obstante, no es un término nuevo. De acuerdo con el historial de la palabra desde que estuvo inserta en las tablillas de cerámica y luego de madera, pasando por el papiro y el pergamino, hasta llega al papel, el primero que la usa es Hipócrates, quien en su tratado sobre la medicina le atribuye a Asclepios (Esculapios) el estudio de los élitros. En algunos tratados de Aristóteles, en el siglo IV antes de Cristo aparece y en el diccionario de Luis de Nebrija publicado en 1593, donde también apareció el término canoa que había enviado Colon en su Carta de Relación. También está inserta en el Diccionario de la Real Academia Española de 1762.
No obstante, y pienso que el poeta Gerónimo Osiris tomó el término de Teogonías (o el Nacimiento de los Dioses), de Hesíodo. Sísifo, legendario rey Corinto, fue castigado en el Averno a empujar eternamente ladera arriba de una montaña una enorme piedra, que siempre volvía caer poco antes de llegar a la cima.  Pero no era por cansancio o agotamiento del rey que la piedra se venía abajo, sino por los hostigantes élitros que enviaban las furias para que lo persiguieran.
Pienso que la poesía, estrófica o no estrófica,  del Maestro Gerónimo Osiris, escrita con la pluma del bardo que conoce el oficio, es melodiosa, rítmica y armónica, pues se desliza lenta y paulatinamente desde que se inicia el primer verso:
Calle oscura
calle triste,
¡oh,
calle
del dolor!
(Calle Oscura)[1]
En su poesía el lenguaje es depurado y lo usa con propiedad y los versos marcan los ictus y la rima del metro clásico castellano:
La rosa del ensueño en ti fascina
y te agracia los ojos con ternura
cuando altiva se yergue tu hermosura
 de paloma o de estrella que ilumina
(A una Bella)[2].

En otros versos, adrede utiliza la aliteración, buscando un cierto efecto sonoro:
“Muro apretado
muro
duro
oscuro
Del pretérito.
muro
duro
oscuro
de la sentida ausencia que vivimos”.
(Muro)[3]
Es advocativo y profético, tal como sucede en el siguiente soneto:
Tú, indiferente ayer, hoy y mañana
mi dolor de bardo enamorado,
eres para mi vida un sueño alado,
eres para mi sed una fontana,

¡Tú, qué de mi tan cerca y tan lejana!
Tu que eres rima y ritmo acompasado
en el poema gris de mi pecado,
ámame cual mujer o como hermana.

¡No puede ser tu indiferencia tanta!
¡No puede, no, ahogarse en tu garganta
la voz que arrulla al corazón sufrido!

Prefiero de la muerte los temores;
 prefiero de la vida los horrores
 ¡prefiero el Gran Silencio del Olvido![4]

Podría seguir inmerso en los poemas del bardo homenajeado, auscultando cada trazo y cada verso, metiéndome en cada vericueto de su palabra, de sus maravillosos versos, de sus voces prodigiosas, llenas de magia, de alma y del espíritu, esas voces aún están y estarán vivas, pues apenas es el comiendo para revivir al Poeta de los Élitros, el mismo que una mañana de diciembre del año de 1983, con su voz Caribe me dijo con la fuerza del corazón que “Solo un mompoxino como usted podría hablar así de Candelario Obeso”. Esa vez no le pude decir que yo era de Talaigua, que soy polvo y tierra de Talaigua. Por eso en esta mañana le digo Poeta Gerónimo Osiris, Yo soy de Talaigua.
Muchas gracias.




[1] Antología de la poesía sucreña contemporánea (1) – 1920-1994. Jorge Marel. Colección Palabra del Mundo.
[2] Antología poética de Sucre: Eduardo Gomes - Cásseres. 1981
[3] Antología de la poesía sucreña contemporánea (1) – 1920-1994. Jorge Marel. Colección Palabra del Mundo.
[4] Idem.