Una Cartagena llena de
historia fascinante para los escritores
Por
Joce G. Daniels G.
-Palabras leídas el 13 de agosto en el Claustro
La Merced)
(Presidente ejecutivo del Parlamento)
Al llegar a Cartagena,
la de Indias, la Arcadia del Caribe, como la
llamara el notable poeta Luis
Carlos López, ciudad que desde su fundación fue apetitoso bocado de piratas y
bucaneros, corsarios y filibusteros, pícaros y truhanes provenientes del Viejo
Mundo, asiento de condes y virreyes, nativos y africanos esclavizados, sitiada
y asaltada por barones y almirantes, gestora de la epopeya libertaria que
iniciaría el entonces Coronel Simón Bolívar en 1812. Quizás una de las ciudades
a la que más le han cantado poetas y aedos desde que don Juan de Castellanos
escribió su Elegía de Varones de Indias.
Una Cartagena inmensa,
llena de una historia literaria fascinante, desde aquellos remotos tiempos en
que Juan de Cueto y Mena, un boticario español que a mediados del siglo XVI en
su rudimentario laboratorio hacía vermífugos
y purgantes, amancebado con una negra zulú, autor de muchas
obras de teatro, entre ellas “La
competencia en los nobles y Discordia concordada” y “Coloquio de María Nuestra Señora”, pionero de fabuladores en esta parte del Virreinato de la Nueva Granada.
Esta ciudad donde Juan José Nieto escribió
Yngermina o la Hija de Calamar, obra pionera de la narrativa histórica nacional
y don Rafael Wenceslao Núñez Moledo, meciéndose en su hamaca en su residencia
del Cabrero pergeñaba las notas del Himno Nacional y Manuel Zapata Olivella,
escribió su famosa “Changó el gran Putas”,
la gran epopeya de la diáspora de los negros esclavizados. Esta Cartagena
valiente, combativa y heroica, que aún dos siglos después de la sangrienta
Reconquista ordenada por Fernando VII, de la dinastía de los Borbones en 1814 y
llevada a cabo por Pablo Morillo que dejó una herencia de más de tres mil
muertos y nueve personajes que la historia ha llamados los Mártires. Esta
Cartagena sufrida pera no vencida, los recibe a todos ustedes con los brazos
abiertos para que se sientan como en sus propios hogares, sintiendo la
agradable brisa que viene del mar y arrastra rachas matizadas con el olor de su
gente Caribe.
Colegas escritores y escritoras, que este XII
Parlamento, en estos cuatro días sea fructífero, en la Celebración y en el
estudio de Platero y Yo, y revivamos el cariño que ha muchos años le tuvimos a
ese peludo y tierno burrito compañero y cómplice de Juan de Ramón Jiménez. Que
seamos solidarios en el Centenario de Julio Florencio Cortázar Scott, el más
notable escritor argentino lleno de prodigios y virtudes, con una pluma que se
adentró a todos los géneros y al final sucumbió ante la leucemia. Que
compartamos la alegría de Nicanor Parra Sandoval, que a esta hora en el
Santiago de sus recuerdos debe estar preparando la celebración de sus cien años
de vida. Y no olvidar el Homenaje a Marvel Luz, la querida Marvel Luz Moreno
Abello, aquella joven que en contra de sus principios fue reina del fastuoso
Carnaval de Barranquilla y cuya pluma, su valiente pluma se nutriría, según
ella misma lo pregona, con los prejuicios y acartonamiento de la clase alta de
su ciudad y sería la primera en llevar al plano literario la discriminación de
la mujer en nuestra sociedad. De Marvel tendremos una defensora de sus
principios y de un premio que le fue negado en Canes.
Y quizás el Reconocimiento a dos grandes
escritores, con los cuales hemos recorrido sendas, trochas y caminos en las
últimas tres décadas, hemos leído su obra, hemos compartido muchos de sus
sueños y quimeras, con uno nos hemos embarcado en la literatura de ciencia
ficción y con el otro nos hemos subido al buque que circuye las aguas del gran
Padre Yuma. Don Antonio Mora Vélez, en Montería, la Nínive del Río Sinú, y don
Antonio Botero Palacio, en Magangué, la Babilonia del Magdalena. A esos
escritores que llevamos en nuestra alma, que se han ganado nuestro cariño por
su intachable comportamiento y por la vigencia de su obra esta noche son
merecedores del Libro de Oro.
También, como en aquellos tiempos lejanos de
la Edad media, distinguimos al Director de la Cámara de Comercio de Montería,
poeta, historiador, periodista y empresario de la Palabra, don Félix José
Manzur Jattin, por el mecenazgo que le ha imprimido institución que dirige,
apoyando no solo el Parlamento sino otras actividades culturales en el
Departamento de Córdoba y otras regiones del Caribe. A él esta noche el
Parlamento le entrega el Libro de Plata.
Le ofreceremos un acto de lleno de poesía y de
música de cámara a nuestro amigo
escritor y poeta Jairo Ayola Gómez, quien fue uno de los más entusiastas
impulsores de este evento y a quien Cloto, la parca que corta el hilo de la
vida, se lo llevo a las oscuridades del Averno. Y al glorioso, combativo y
valiente barrio de Getsemaní que sufre hoy día una de las gentrificaciones más
odiosas de nuestro tiempo la cantaremos el epinicio de su heroicidad.
Para los escritores e
intelectuales que llegan por primera vez, para quienes esperan toparse con el
ostentoso palacio del Congreso, es bueno
recordarles que este es un Parlamento sin poderes, es un Parlamento que desde
su fundación como una de las más quiméricas empresas de la fuerza de la
palabra, está conformado por escritores e intelectuales, no es un parlamento,
como los tradicionales, donde tienen asiento nobles y lores, condes y plebeyos,
pares y validos, politiqueros y burócratas, pícaros y rufianes. Los delegados a
este magno cuerpo no son elegidos en urnas vigiladas por las fuerzas
policiales, ninguno de los miembros de este congreso forma parte de los
espirales de la corrupción. La única credencial para ocupar un escaño es la
ética de la palabra oral o escrita. Este Parlamento no hace leyes ni decretos.
Defendemos los derechos de sus afiliados.
El Parlamento de
Escritores es un espacio de reflexión, es la organización de los escritores
de Colombia y otras naciones que desde hace doce años se reúne para estudiar el
papel del escritor en nuestra sociedad, su ética y comportamiento frente a los
problemas sociales. Es un Parlamento para discutir, analizar, reflexionar y
buscar alternativas frente a tantos problemas que de cierta manera han sido
soslayados por la clase política. No es un encuentro
social de escritores y escritoras, que se reúnen alrededor de una botella de
licor para hablar y libar, libar y hablar. El Parlamento es un espacio
académico literario, en que se respeta la opinión de los demás. No venimos aquí
a imponer criterios ni mayorías. El Parlamento es la voz de los que no tienen
voz.
Antes de finalizar debo mencionar al Instituto
de Patrimonio y Cultura de Cartagena, al Ministerio de Cultura, a la
Corporación Universitaria del Caribe –CECAR, a la Cámara de Comercio de
Montería, al Fondo Mixto Distrital de la Cultura de Cartagena, a las
Universidades de Cartagena, Tadeo Lozano, Escuela de Bellas Artes, UNICOLOMBO,
Institución Tecnológica de Bolívar, Club Unión de Cartagena, Casa de la Cultura de Cartagena, Restaurante
las Indias, Fundación AmorArte, Parroquia de la Trinidad y naturalmente a
Gonzalo Alvarino, Enrique Jattib, María Antonia Guerra, Juan Gutiérrez
Magallanes, Gilberto García Mercado, Laureano Licona y al grupo de jóvenes que
hacen parte de la logística del evento, coordinadores internacionales,
nacionales y locales, sin cuyo concurso no se hubiese realizado el Parlamento.
Quiero por último ofrecerles excusas a todos
ustedes, escritores y escritoras de Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Cuba,
España, Honduras, México, Perú, Suecia y naturalmente nuestro querido país, por
los inconvenientes que hayan tenido, no obstante le ofrecemos nuestra ciudad,
una ciudad amable, positiva, optimista, ardiente, valiente, agradable y Heroica.
Sean bienvenidos escritores de Colombia y de otras regiones del Mundo, a éste,
el evento más importante de la palabra oral y escrita. Cartagena es de ustedes.
Muchas Gracias.
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