OCASO
Poema leído en Seminario Yngermina
Siento
el rumor del silencio
pisada
fuerte del olvido
la
nostalgia ausente… ¿un silbido?
El
impetuoso bramido del mar
estalla
su gemido ahogado:
fugaz
recorrido sobre mi ser
su
brisa cálida resbala gélida mi piel
Acaso
cielo y mar
aunque
parezcan juntos… ¿se ven?
Aquel,
siempre desde su atrio altivo
ahora
masculla en su desdén henchido
el
dolido orgullo del ardor cabrío:
No
entiende de fulgores húmedos
ni
de un tono rosa en el atardecer
Llegó
la Melancolía, eres mi compañía
Tu
sutil danza… sensual, no fría
me
incita, así, me incita
…
Trasciendo majestuosa el firmamento imponente:
¡Génesis
y apocalipsis!
Pálido
ensueño, creíste arborecer
Siento
tu voz hueca
Tu
risa anochece:
El
sonido del sepulcro irrumpió abrupto
El
dardo está hendido:
¡Mentiras!
Amor,
pequeño botón de ternuras
floreciste
para ocaso peregrino
crepúsculo
embebido
…
¿tendrá un amanecer?
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